FACTORES PSICOEMOCIONALES
Estrógenos y progesterona relacionados con trastornos intestinales en mujeres, según estudio de la UNAL
Síndrome de intestino irritable, diarrea, estreñimiento y distensión abdominal afectan entre el 20 y el 40 por ciento de la población mundial
Camilo Rivas, enfermero profesional y Laura Ahumada, autora de la investigación.
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Redacción. Bogotá
Un estudio realizado por la Universidad Nacional (UNAL) en Bogotá con 166 participantes ha revelado que las
hormonas, específicamente estrógenos y progesterona, impactan significativamente en los trastornos intestinales. En mujeres, estas hormonas disminuyen la contracción del músculo liso en órganos como el hígado, páncreas e intestinos, explicando la tendencia a la diarrea en la fase menstrual. Por otro lado, la testosterona en hombres actúa como un factor protector contra afecciones intestinales.
La investigación también ha señalado que
la composición corporal juega un papel en el desarrollo de síndrome de intestino irritable, diarrea, estreñimiento funcional y distensión abdominal. Mayor porcentaje de grasa aumenta la posibilidad de desarrollar trastornos intestinales, mientras que un mayor porcentaje de masa muscular reduce esa probabilidad.
De manera sorprendente, la investigación también ha demostrado que la serotonina y la vitamina D no influyen en estos trastornos, al igual que hábitos saludables como el consumo de frutas, agua o fibra. Sin embargo,
un mayor consumo de prebióticos y probióticos se asocia con un menor riesgo de padecerlos.
Además, factores psicoemocionales como estrés, depresión y ansiedad aumentan significativamente el riesgo de estos trastornos. Por ejemplo, l
a ansiedad severa incrementa el riesgo 10 veces, y el estrés moderado, 27 veces.
El estudio liderado por
Laura Marcela Ahumada Ossa, magíster en Fisiología de la Universidad Nacional de Colombia, ha destacado que los trastornos funcionales intestinales afectan alrededor del 20 al 40 por ciento de la población mundial.
El síndrome de intestino irritable es uno de los diagnósticos más comunes, con una prevalencia del 11,2 por ciento a nivel mundial.
La investigación ha subrayado la
conexión entre estos trastornos y hábitos alimentarios, estrés, ansiedad y actividad física. Se destaca la comunicación directa entre el intestino y el cerebro a través de nervios y neuronas, afectando el funcionamiento intestinal.
Ahumada Ossa ha advertido sobre la hipovitaminosis D, especialmente después de la pandemia de COVID-19, relacionada con niveles bajos de vitamina D.
La deficiencia de esta vitamina puede afectar la energía, los huesos, los músculos y la inmunidad.
En la metodología del estudio, se han incluido 166 participantes de Bogotá, divididos en dos grupos: aquellos con trastornos intestinales y aquellos sin ellos. Se han recolectado datos como muestras de sangre, mediciones antropométricas y hábitos alimentarios. La investigación destaca la necesidad de
implementar iniciativas de educación alimentaria y nutricional, especialmente en países como Colombia, un importante productor de frutas y verduras.