Edición Médica

Miguel Mauricio Moreno, coordinador de Soporte Oncológico del Instituto Nacional de Cancerología.

Karen Juliete Rojas. Bogotá
El 6 de marzo se ha conmemorado el Día Internacional de la Linfedema, con el objetivo de divulgar a la población en general la importancia de la prevención y el manejo de la linfedema, catalogada como una enfermedad crónica que afecta principalmente a pacientes con cáncer de mama.
 
Esta enfermedad crónica es consecuencia del tratamiento quirúrgico del cáncer de mama, caracterizada por la acumulación anormal de líquido y macromoléculas en los tejidos blandos, debido a una alteración de la capacidad de transporte del sistema linfático en el organismo.
 
En diálogo con EDICIÓN MÉDICA, Miguel Mauricio Moreno, coordinador de Soporte Oncológico del Instituto Nacional de Cancerología, ha indicado que “la linfedema es una enfermedad crónica que se caracteriza por la afectación del sistema linfático. Hay linfedema primario y secundario. Cuando hablamos de linfedema secundario es el que está asociado al cáncer y los tratamientos en donde hay una alteración de la capacidad del flujo linfático”.
 
“Las personas que desarrollan linfedema presentan una relación directa con el antecedente. Digamos en el escenario del cáncer ese es el antecedente, pues del mismo diagnóstico por la posible obstrucción o taponamiento que exista de los ganglios linfáticos o de los conductos dependiendo del tamaño de la lesión”, ha explicado Moreno.
 
Por otro lado, el coordinador también ha recalcado que la parte de la cirugía implica, sobre todo el vaciamiento y la radioterapia, “entonces esos son tres factores de riesgo que favorecen la presentación sumada a si la persona tiene una vida sedentaria o que no tiene un buen nivel de actividad física aumenta el riesgo que se presenta la linfedema”.
 
“Adicional a ello, se presenta en las personas que tienen un índice de masa corporal superior a 25, es decir que es gordito o gordita o tiene obesidad, eso hace que tenga mayor riesgo”, ha agregado Moreno.
 
En cuanto a los síntomas ha explicado que los pacientes se van a dar cuenta porque el incremento del tamaño de la extremidad. “Generalmente cuando percibe que las prendas de vestir le quedan más ajustadas, entonces van a sentir diferencias entre la extremidad donde se hizo el procedimiento del vaciamiento o a la extremidad contralateral, que es la extremidad que sirve de comparación”, ha afirmado Moreno.
 
“La linfedema se puede presentar en un 20 a un 50 por ciento de los pacientes, que han sido llevados a procedimientos quirúrgicos oncológicos, que corresponden al vaciamiento ganglionar, más sin embargo cuando se asocian otro tipo de procedimientos como lo es la radioterapia incrementa el riesgo, incluso se dispara la probabilidad digamos de ese porcentaje entre dos a tres veces más”, ha señalado el especialista.
 
Por último, Moreno ha puntualizado que “la condición de riesgo para la presentación del linfedema como efectos secundarios asociados al cáncer y los tratamientos, la probabilidad de presentación de la enfermedad está incluso hasta 20 o 30 años después de haber finalizado los tratamientos de cáncer. Es decir que, desde el momento del diagnóstico el paciente o la persona entra en una categoría de riesgo para presentar la enfermedad”.
 

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