Edición Médica

Jorge Leonardo Sánchez, director ejecutivo de la Sociedad Colombiana de Médicos Generales, Socomeg.

Melba Lucía Murillo. Bogotá
El consumo de medicamentos psiquiátricos como el Rivotril o Clonazepam, cada vez toma más fuerza entre los jóvenes y principalmente en los estudiantes de colegios. El primer caso se dio en una institución educativa de Bogotá, en el 2011. Ahora la alerta está en colegios de Barranquilla, Santa Marta, Medellín y Armenia, según reporte de las autoridades educativas.
 
Al respecto, en entrevista con EDICION MÉDICA, Jorge Leonardo Sánchez, director ejecutivo de la Sociedad Colombiana de Médicos Generales (Socomeg) ha dejado en claro que, “en Bogotá cada semana se atiende, en promedio 12 jóvenes menores de 17 años, por haber consumido medicamentos relacionados con el Valium, Ativán, Rivotril, Rohypnol y Restoril, los cuales son empleados para tratar enfermedades siquiátricas”.
 
El profesional en Salud ha aclarado que estos medicamentos los usan los jóvenes con fines recreativos, puesto que les provocan una especie de borrachera barata. “Esta situación es muy grave, pero más compleja se vuelve cuando mezclan el alcohol, la cocaína y la marihuana, aumentando el riesgo. El Fentanilo, medicamento usado para estos fines causa somnolencia y sedación es mayormente consumido; la persona perderá el conocimiento y dejará de respirar”.
 
Sánchez enfatizó que, en Colombia el consumo de estos medicamentos se ha popularizado desde el 2011 y aún más el 2C-B Tusibi, el cual tiene una mezcla de Ketamina, un anestésico frecuentemente usado en animales, a la que le agrega éxtasis y el alucinógeno Mescalina. “Estos son analgésicos altamente adictivos que han matado a muchas personas en el mundo”, ha agregado.
 
Con respecto al uso de estos medicamentos entre los jóvenes, Sánchez ha hecho referencia a dos casos que se han evidenciado en algunas regiones del país. Es el caso del joven que llevó al colegio unas gotas de Rivotril (Clonazepam) y se las dio a sus compañeros. Asegura el galeno que todos terminaron en la enfermería del centro educativo, quienes finalmente fueron remitidos en un hospital en Bogotá.
 
Además, se ha referido al caso de un padre de familia que fue a un colegio de Medellín a preguntar por las causas del letargo de su hijo, y uno de los profesores recordó que, a pesar del calor, el estudiante usaba un buzo al que le olía la manga permanentemente. Tras algunas averiguaciones, los docentes supieron que algunos alumnos tenían la costumbre de impregnar las prendas con Dicloruro de Metilo o 'Dic', solvente industrial de bajo precio.
 
Sobre estos comportamientos el director ejecutivo de Socomeg ha dejado en claro que “dichos medicamentos producen reacciones químicas en el cerebro que son depresoras del sistema nervioso central; a este grupo pertenecen cerca de 24 drogas. Por esa razón deben de impartir educación a los jóvenes sobre los daños que éstos producen”.

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