CASOS EN VARIOS PAÍSES
¿Qué es y qué tratamientos existen para tratar la hepatitis aguda grave de origen desconocido?
Existen varios síntomas preocupantes para los profesionales de la Salud como la presencia de sangrado fácil por mucosas o somnolencia
Andrés Gómez Aldana, especialista de Hepatología de trasplante de la Universidad de Toronto.
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Karen Juliete Rojas Gaitán. Bogotá
Hace unos días fue confirmado un caso de hepatitis aguda grave de origen “desconocido” por el Ministerio de Salud y Protección y el Instituto Nacional de Salud (INS). Es que, según ha informado la Organización Mundial de la Salud (OMS)
se han presentado 10 casos de niños ingresados en centros de salud por esa enfermedad.
En entrevista con EDICIÓN MÉDICA,
Andrés Gómez Aldana, especialista de Hepatología de trasplante de la Universidad de Toronto e internista de la Universidad Javeriana, ha explicado que “este tipo de hepatitis
maneja síntomas semejantes a las otras hepatitis virales. Puede acompañarse de astenia y adinamia con la clásica triada de ictericia, coluria y acolia, sumado a otros síntomas como el prurito, presencia de artralgias”.
No obstante, Gómez Aldana ha recalcado que, “los
síntomas más preocupantes son la presencia de sangrado fácil por mucosas o somnolencia que podrían ser indicadores de disfunción hepática. Del mismo modo, considerando las características sistémicas del adenovirus (posible agente implicado), también puede dar síntomas como conjuntivitis, neumonía, diarrea o bronquitis aguda”.
Asimismo, el especialista ha indicado que existen diferencias en los síntomas, “principalmente en el tipo de agente etiológico, dado que las hepatitis A y B son producidas por virus hepatotropos (tropismo especial por el hígado). Sin embargo, en
esta hepatitis se ha considerado al adenovirus como uno de los virus posiblemente implicados”.
“Este virus tiene manifestaciones en otros órganos y puede generar otros cuadros como faringitis, bronquiolitis o inclusive gastroenteritis. En este caso específico de l
os brotes de hepatitis aguda en Europa parece que el subtipo 41 ha sido el agente posiblemente implicado y está comprometiendo principalmente el hígado”, ha señalado Gómez.
Prevención y más investigaciones sobre la enfermedad
Dada la presencia tan reciente de este brote, Gómez ha asegurado que “se sigue investigando por su tropismo específico por el hígado. No se tiene una respuesta clara, no obstante,
se está estudiando una posible asociación como infecciones previas al SARS CoV-2 que también se ha visto en hasta un 10 por ciento de los casos y que pudiera predisponer a una susceptibilidad anormal a la respuesta del huésped a dicho agente”.
En cuanto a la forma de contagio, Gómez ha indicado
que “aún no se tiene claro cómo es su modo de contagio. Pero teniendo en cuenta su posible asociación con el adenovirus, este mismo podría transmitirse con contacto directo con una persona infectada inhalando partículas (air droplets), tocando superficies contaminadas, o, como en el caso de hepatitis A con el contacto con las heces de una persona infectada”.
“
Al momento no se han determinado opciones de tratamiento, pero lo más importante es la vigilancia de los pacientes ante signos de alarma como: cambios comportamentales que indiquen encefalopatía o sangrado fácil por mucosas que sugeriría coagulopatía, principalmente en pacientes menores de 5 años que es donde se han concentrado tres cuartas partes de los casos en Reino Unido”, ha manifestado el especialista.
Con respecto a la prevención del contagio, Gómez ha resaltado que “
se puede prevenir de la misma manera que hemos ido advirtiendo la aparición de enfermedades virales respiratorias y digestiva, manteniendo medidas de autocuidado como el lavado de manos y evitando el contacto con superficies potencialmente contaminadas (evitando usar elementos de aseo y comida que potencialmente pudieran ser fómites del virus)”.
Finamente, Gómez ha recordado al personal médico que atiende pacientes con esa patología que, “si bien en nuestro país existe endemicidad de la hepatitis A,
lo importante es descartar un compromiso severo de la enfermedad hepática como sería la presencia de prolongación de los tiempos de coagulación como el tiempo de protrombina > 15 segundos con cambios mentales que sugieran encefalopatía, o INR > 2 sin cambios comportamentales. Así como la evidencia de hipoglicemia y en dicho caso se requeriría hospitalización”.