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Colombia | Ecuador
Salud Pública
FALTA DE DONTANTES
¿Qué ha sucedido con la donación de órganos en Colombia durante la pandemia?
La escasez de órganos para trasplante representa una problemática de salud pública, porque el número de personas en lista de espera aumenta desproporcionadamente
Miércoles, 14 de abril de 2021, a las 16:17

Diego Zuluaga, coordinador del Comité de Medicina Transfusional y Trasplantes de la SCARE.


Karen Juliete Rojas Gaitán. Bogotá
El COVID-19 ha representado a lo largo de este primer año de pandemia un fenómeno biológico, con efectos catastróficos en todos los entornos, uno de ellos es que muestra la disminución sustancial de trasplantes de órganos en el mundo debido a la falta de donantes vivos y cadavéricos. Hay que tener en cuenta que la donación de órganos es un mecanismo en la atención médica, direccionado al tratamiento de insuficiencias orgánicas terminales, que en algunos casos resulta ser la única solución para salvaguardar el bienestar y mejorar la calidad de vida de un paciente con falla irreversible en un órgano vital.
 
En entrevista con EDICIÓN MÉDICA, Diego Zuluaga, médico, anestesiólogo cardiovascular y de trasplantes, coordinador del Comité de Medicina Transfusional y Trasplantes de la Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación (SCARE), ha explicado que “son tres las principales causas de la disminución de trasplantes a nivel nacional actualmente. La primera de ellas es una demora mayor, a la habitual, en los trámites: está es la razón más frecuente, por la cual, los familiares de un paciente con muerte cerebral, se oponen a realizar la donación, pues en el actual contexto de COVID-19 los tiempos han aumentado; en segundo lugar, está la escasez de recurso humano y disponibilidad de camas en cuidado intensivo para el manejo de potenciales donantes y receptores; tercero, el estado de ánimo de las personas es frágil y la angustia de la familia durante el proceso de donación por temor al contagio de COVID – 19.

Esta situación es visible no solo en el caso de los donantes que resultan de una muerte cerebral, sino también del donante vivo que, en condiciones de salud adecuadas, quiere donar un órgano a un familiar o receptor que lo requiera”.
 
En el caso de Colombia la escasez de órganos para trasplante representa una problemática de salud pública, porque el número de personas en lista de espera aumenta desproporcionadamente, en relación con el número disponible de órganos como: riñones, corazón, hígado, páncreas, intestino, pulmones, tejidos como córneas, globos oculares, huesos, piel y médula y con la capacidad asistencial.
 
Cifras oficiales del Instituto Nacional de Salud (INS), de junio del 2020, indican que el número de donantes de órganos bajo el protocolo de muerte cerebral tuvo una disminución del 47 por ciento en relación con el primer semestre de 2019, cuando se realizaron 207 trasplantes, en comparación con 109 en 2020.  El Valle fue el departamento más afectado por la pandemia en intervención de trasplantes, con una reducción de procedimientos hasta del 55 por ciento en el primer semestre de 2020.
 
“Un paciente que haya superado el COVID-19, después de ser dado de alta, que tenga muerte cerebral, si al realizarle la prueba y sale negativa, puede ser donante. Aunque se debe tener en cuenta que en algunos casos estos pacientes podrían presentar algún tipo de compromiso renal, por lo que no serviría como donante, ya que la función del órgano estaría comprometida”, ha manifestado Zuluaga.
 
Según datos de la Fundación Cardioinfantil, líderes en trasplantes, en la actualidad más de 2.500 personas en Colombia requieren un trasplante para seguir viviendo o mejorar su calidad de vida; de ese tanto, se estima que el 20 por ciento de los pacientes pueden fallecer por la espera de un órgano.
 
Durante el 2020, Colombia cubrió únicamente el 26,3 por ciento de los requerimientos de las personas que estaban a la espera de un órgano vital, y en lo que va corrido del 2021 esta situación no parece mejorar, pues aún seguimos en pandemia y hay menos donantes porque no se puede trasplantar el órgano de una persona que haya fallecido a causa del COVID-19.
 
“Se ha observado una disminución en la intención de donar órganos, debido a que la gente está pasando por niveles de estrés más grandes, que los que tenían anteriormente, existe un temor permanente de infectarse tan ellos como sus familiares, ese puede ser un factor que disminuya la intención de donar de una familia en el caso de los donantes cadavéricos. También hay trasplantes de donantes vivos que pueden donar un riñón, pero a la gente le da miedo por el temor a contagiarse”, ha asegurado.
 
El dato
 
“En Colombia hay una ley que establece que todos somos donantes, a menos de que manifestemos por escrito todo lo contrario, eso en teoría quiere decir que cualquiera con daño cerebral es donante, pero esa ley funciona en el papel, a pesar de que la ley lo dice, no podemos violentar la voluntad de una familia, finalmente son ellos los que deciden si donan o no”, ha agregado Zuluaga.


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