CAPACIDAD PROFESIONAL
Estudio evidencia que la reglamentación en la dispensación de medicamentos en droguerías de Colombia aún es insuficiente
El estudio de la norma del GAP de la Universidad del Rosario cuestiona la preparación del personal que dirige las droguerías
Martes, 08 de noviembre de 2022, a las 12:04
Anamaría Sánchez, abogada del Grupo de Acciones Públicas (GAP) de la Universidad del Rosario.
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Redacción. Bogotá
En Colombia se han registrado múltiples errores en la dispensación de medicamentos en las droguerías, un tema que no es nuevo, según ha recalcado el Grupo de Acciones Públicas (GAP) de la Universidad del Rosario.
No obstante, pese a que el Decreto Único Reglamentario del Sector Salud trata el asunto, el estudio de la norma que ha llevado a cabo el Grupo de Acciones Públicas ha precisado que "
la reglamentación es insuficiente e incompleta"; generando serios cuestionamientos sobre la preparación e idoneidad del personal que dirige y atiende las droguerías en Colombia.
De acuerdo con la investigación, estos errores en la entrega de un medicamento ocasionaron la muerte de dos menores, siendo uno de los múltiples errores que se presentan a diario en la dispensación de medicamentos en las droguerías del país, “y que
conducen a resultados indeseables, como el que ocurrió con los menores fallecidos”, según ha afirmado el GAP de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario.
Asimismo, un estudio del Grupo de Investigación en Farmacoepidemiología y Farmacovigilancia de Audifarma ha evidenciado que,
entre 2005 y 2013, se produjeron 4.631 errores en la dispensación de medicamentos en 71 ciudades del país, los cuales ocurrieron por errores humanos en el 67 por ciento de los casos.
Sin embargo, si existiera un sistema nacional de reporte de errores en la medicación, como lo ha sugerido el estudio, “hubieran sido muchos más los casos identificados. Esta situación genera
serios cuestionamientos sobre la preparación e idoneidad del personal que dirige y atiende las droguerías en Colombia”, ha explicado
Anamaría Sánchez, abogada del Grupo de Acciones Públicas (GAP) de la Universidad del Rosario.
Sánchez ha insistido en que buena parte del Decreto Único Reglamentario del Sector Salud se ha enfocado en tratar el asunto. Incluso, la normativa se ha referido tanto a las calidades requeridas para ser “expendedor de drogas”, es decir,
la persona que puede dirigir una droguería, como a las obligaciones del “dispensador de drogas”, quien hace la entrega efectiva de los medicamentos.
De acuerdo con el análisis del GAP,
se ha hecho referencia al expendedor solamente para referirse a quien administra el establecimiento, mientras que no hay claridad respecto de quién es la persona autorizada para la dispensación del medicamento, ni cuáles son las calidades que debería presentar esta persona.
Asimismo, a estos vacíos
se han sumado los requisitos poco rigurosos para obtener la credencial como “expendedor de drogas”, los cuales no se compadecen con la delicada importancia que tiene el oficio de administrar la entrega de los medicamentos a los colombianos, según ha precisado el estudio.
Adicional a ello, la investigación ha denotado que, además de aportar documentos de rutina, el único requisito para obtener tal reconocimiento y así
dirigir una droguería, es acompañar la solicitud con una declaración de dos químicos farmacéuticos o médicos graduados, en la que afirmen que el peticionario cuenta con una experiencia no menor a diez años como empleado vendedor en droguerías.
De ese modo, el estudio ha enfatizado que, el problema no radica en la rigurosidad con la que se evalúan dichas declaraciones, sino en el hecho indiscutible de que la experiencia no reemplaza el conocimiento técnico que debe tener alguien que, no solo maneja medicamentos con infinidad de especificaciones técnicas, sino que
es quien se encarga de dirigir el establecimiento que los dispensa al común de los colombianos.
Estos resultados han abierto un debate con respecto a los requisitos que una persona debe cumplir para dirigir una droguería de forma responsable. La investigación ha dado cuenta que
estas personas deberían tener como exigencia la acreditación de un conocimiento técnico. “Tal vez así se reduciría la probabilidad de que sigan ocurriendo lamentables errores humanos”, ha concluido el estudio.