Edición Médica

Mónica Naranjo, médica nuclear.

Karen Juliete Rojas Gaitán. Bogotá
El Instituto Nacional de Cancerología (INC) ha sido pionero en el país en implementar la práctica de Theragnosis en pacientes con cáncer de próstata o tumores neuroendocrinos en estado avanzado de la enfermedad (metastásico). 

Según el Ministerio de Salud y Protección, la próstata es una pequeña glándula del aparato reproductor masculino. Se ubica rodeando la uretra, por debajo de la vejiga y por delante del recto. Es un órgano esencial para la función sexual, reproductiva y urinaria por lo que todas las enfermedades que la afectan tienen implicaciones en estos tres niveles. La próstata consta de una zona central, en donde se produce el antígeno prostático específico (PSA) y una zona periférica, donde tienen origen más del 70 por ciento de los tumores.

Además, aclaran que el cáncer de próstata es el más común en los hombres, constituye la segunda causa de mortalidad por cáncer en población masculina y su aparición está directamente relacionada con la edad; a mayor edad, mayor riesgo de padecer este cáncer. En nuestro país, uno de cada tres hombres mayores de 50 años tiene este cáncer.

En entrevista con EDICIÓN MÉDICA, Mónica Naranjo, médica nuclear del INC, ha explicado que “theragnosis es un término que describe el uso de un material o agente radioactivo para diagnosticar y otro agente para hacer el tratamiento. Al paciente se le hace una imagen diagnóstica, es decir una tomografía para la emisión de positrones y se hace también una imagen diagnóstica con un radiofármaco como el galio y dependiendo del resultado se puede aplicar una terapia dirigida con un radiofármaco”.

Mientras Naranjo ha indicado que “los pacientes seleccionados diagnosticados con cáncer de próstata y tumores neuroendocrinos, pueden contar con una terapia de precisión que destruye las células tumorales. Se trata de la theragnosis, una estrategia terapéutica en la que se integran el diagnóstico y la terapia con radiofármacos que destruyen las células tumorales”.

Y agregado que “para diagnosticar primero se les realiza una tomografía por emisión de positrones o lo que se conoce como PET/CT para estimar a través de imágenes, la cantidad de expresión de receptores celulares específicos en las células tumorales para evaluar la posible utilidad de la terapia a administrar”.

Es de destacar que, en Colombia el cáncer de próstata fue el segundo tipo de tumor más frecuente en toda la población y el primero en los hombres. A corte del 28 de febrero de 2021 se han informado 44.550 casos prevalentes de cáncer de próstata. El último periodo registrado del 02 de enero del 2019 y el 01 de enero de 2020, ha arrojado que hay 40.169 casos prevalentes, 3.708 diagnósticos nuevos reportados y 328 fallecidos. 

“Si se determina que esta expresión es alta, entonces, se considera que el paciente es apto para la administración de una terapia que denominamos radiodirigida, con radiofármacos como Lutecio 177 – PSMA (cáncer de próstata), o Lutecio 177 Dota – Péptido para tumores neuroendocrinos”, ha manifestado Naranjo.

Y ha adicionado que “al paciente debidamente seleccionado por los especialistas del INC, le es aplicado este radiofármaco que se introduce en el interior del tumor irradiando, por consiguiente, destruye el ADN de la célula, produciendo muerte celular y de esta forma tratando de lograr el control del tumor y mejorar la expectativa de vida”.

Dentro de las ventajas de esta terapia para tratar el cáncer de próstata y los tumores neuroendocrinos, son varias, la más importante es que el beneficio supera los riesgos, va directo a la célula tumoral, y ha demostrado efectos secundarios poco frecuentes y en ocasiones inferior a otros agentes terapéuticos.

Dentro de los requisitos para su realización:
El dato.

“Este tipo de tratamiento tiene muchas ventajas, por ejemplo, que es una terapia dirigida a los receptores celulares del paciente, que los efectos secundarios son muy inferiores a los que dan cuando se usan agentes quimioterapéuticos convencionales y los estudios han demostrado una estabilidad más prolongada de la enfermedad y disminuir la tasa de mortalidad global”, ha puntualizado Naranjo.

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