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Salud Pública
NUTRICIÓN ÓPTIMA
La selectividad alimentaria en niños ¿representan una consulta común para el pediatra?
Es muy común que esta selectividad comience alrededor de los 18 meses e inicio de la edad preescolar
Viernes, 20 de mayo de 2022, a las 17:38

Silvia María Vergara Arregocés, psicóloga clínica.


Karen Juliete Rojas Gaitán. Bogotá
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha indicado que una nutrición óptima durante los primeros años de vida de un niño ha sido fundamental para su crecimiento y mejora su desarrollo cognitivo. Además, ha reducido el riesgo de padecer sobrepeso, obesidad y enfermedades no transmisibles en el futuro.
 
Las principales preocupaciones de los padres de familia es incentivar hábitos alimenticios saludables en sus hijos. Sin embargo, no siempre es fácil lograrlo, pues existen ciertas conductas alimenticias a las que los niños se ven expuestos desde edades tempranas, como es el caso de los picky eater, término para denominar a los niños selectivos al comer.
 
En entrevista con EDICIÓN MÉDICA, Silvia María Vergara Arregocés, psicóloga clínica, ha explicado que “la selectividad alimentaria hace referencia a un niño que come poco y que consume un número de alimentos muy limitado, alrededor de solo 20 alimentos”.
 
“Esta clase de niños comen muy poco, lloran o se perturban a la hora de la comida, rechazan muchas preparaciones, son reacios a probar alimentos o sabores nuevos, prefieren tomar líquido y no alimentos sólidos, además de que suelen comer apenas dos o tres bocados por cada comida. Tema que suele preocupar a sus padres y cuidadores, siendo una consulta muy frecuente a los pediatras”, ha resaltado Vergara Arregocés.
 
Asimismo, la especialista ha argumentado que “la conducta de los niños frente a los alimentos tiene la particularidad de ser cambiante y en muchos casos ellos pasan por etapas de selectividad hacia ciertos alimentos. Es muy común que esta selectividad comience alrededor de los 18 meses e inicio de la edad preescolar, cuando comienzan a adquirir y desear independencia”.
 
Adicional a ello, Vergara ha señalado que se deben tener en cuenta las conductas parentales, ya que, los padres que imponen dietas y ejercen presión sobre sus hijos para comer favorecen el desarrollo de conductas restrictivas en la alimentación. Otra conducta parental es la falta de exposición a probar constantemente alimentos nuevos.
 
Por otro lado, la especialista se ha referido a factores motrices, los cuales están relacionados con los procesos de masticación, la buena postura y la alimentación independiente con sus manos o cubiertos.
 
Asimismo, también han influido los factores emocionales. La niña o niño puede desarrollar conductas para evitar comer y desesperar a su mamá o papá; por lo cual, relaciona la comida con regaños y gritos, esto puede ser causado por la ansiedad.
 
Incluso la introducción tardía de sólidos ha sido mencionada ya que, se presenta inicio de la alimentación complementaria después de los 6 meses; igualmente, la poca variedad en alimentos, texturas y preparaciones en sus primeros años de vida, así como la ausencia de progresión en éstos para llegar a la dieta familiar.
 
La especialista ha indicado que “al tener conductas de alimentación tan selectiva y con especial predominio de algunos alimentos, como los procesados e industrializados, hay riesgo de que los niños y niñas puedan llegar a tener problemas de nutrición. Se puede presentar un impacto nutricional, no solo por desnutrición, sino también puede presentarse cuadros de obesidad y sobrepeso hasta en el 30 por ciento de estos niños”.
 
Por último, ha puntualizado que “al haber reducción en el consumo de ciertos alimentos que son esenciales para el crecimiento de los niños, baja el nivel de ingesta de nutrientes y con ello la pérdida de algunas vitaminas como la A, C, E, B1, B2, B3, B12, Zinc y hierro. Lo cual puede desencadenar en tener un peso inferior a la norma, índice de masa magra bajo y crecimiento deficiente”.
 
El dato
 
Entre las varias recomendaciones que Vergara Arregocés se encuentra lo siguiente:
 
-Acudir a un especialista para que el niño pueda ser atendido por un equipo interdisciplinario.
 
-Las tácticas positivas como aplaudirles, alabarlos, darles premios por comer no son recomendadas: lo harán por la retribución.
 
-Familiarizar al niño con las buenas prácticas alimentarias desde temprana edad.
 
-Realizar intercambios dietarios, de tal manera que el niño reciba variedad de alimentos.
 
-Nunca regañarlo, si no come.
 
-Eliminar distractores como juguetes, televisores, tabletas, entre otros.
 
-No ofrecer postres como recompensa.
 
 


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