Las tasas más altas de suicidio entre hombres y mujeres jóvenes están entre las edades de 10 a 29 años
Datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) evidencian que los hombres y mujeres presentan mayores tasas de manera sistemática grupos de edad de personas jóvenes
Lizeth Fernanda Chavarro Hernández, magíster en Psicología con énfasis en Neuropsicología Clínica y Cognoscitiva de la UNAL.
|
Karen Juliete Rojas Gaitán. Bogotá
Según la OMS, la salud mental se define como un
“estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Así mismo, está relacionada con la promoción del bienestar, la prevención de trastornos mentales y el tratamiento y rehabilitación de las personas afectadas por dichos trastornos.
En Colombia, datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) evidencian que
los hombres presentan mayores tasas de manera sistemática en todos los grupos de edad. El rango de 20 a 29 años presenta una de las tasas de suicidio más altas en hombres, comparables a los niveles que se observan a partir de los 60 años.
En el caso de las mujeres, las tasas de suicidio más altas son en las franjas de 10 a 29 años.
Los altos niveles para adultos mayores en la tasa ampliada se explican por la causal “otros accidentes que obstruyen la respiración”.
En entrevista con EDICION MÉDICA ,
Lizeth Fernanda Chavarro Hernández, magíster en Psicología con énfasis en Neuropsicología Clínica y Cognoscitiva de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá, ha dicho que “dentro las situaciones que pueden afectar la salud mental de los jóvenes hay gran variedad. Hay unas que son de tipo biológico, es decir que tienen una relación directa con nuestro cuerpo y estado de salud, por ejemplo, la alimentación, que tengas una alimentación balanceada o no, que la persona duerma un número adecuado de horas dependiendo de su edad, existen unos rangos de horas por edades y no es positivo en estos casos ni dormir de demás ni menos, salvo algunas excepciones”.
“Otros factores de tipo sociales que influyen son la soledad, ya sea porque no tienen los espacios para interactuar o no lo desean. También en la parte laboral, el desempleo que tiene cierta relación con los niveles de pobreza, que pueden afectar la salud mental y a nivel psicológico puede afectar una enfermedad física sea propia o de un familiar cercano o enfermedades cognoscitiva o más de nuestras funciones del cerebro, que no son tan conocidas, pero que tienen una gran importancia. En el marco de la pandemia sea exacerbado eso”.
Según información del Ministerio de Salud,
en el mundo se registran alrededor de 47 millones de personas con demencia; se espera que en 2030 sean 75 millones y en 2050 cerca de 132 millones, ya que cada año se reportan 10 millones de casos nuevos.
Datos Pro familia revelan
que el 60 por ciento de las mujeres trabajadoras de la salud se sintió nervioso frente a 40 por ciento de los hombres, en pandemia. Mientras que el 48 por cientos de las personas afrodescendientes están preocupados por perder su trabajo, 32 por ciento reportaron estar sin empleo y 76 por ciento no tener ahorros. Igualmente, el 30 por ciento de las personas indígenas están preocupados por no tener computador o internet para conectarse.
Por otro lado, el 44 por ciento de los jóvenes entre 18 y 29 años de edad reportaron estar sin empleo y el 8 por ciento están más preocupados por violencia intrafamiliar. El 57 por ciento de las mujeres cabeza de hogar que tienen a su cargo alguna persona del hogar reportaron un ingreso familiar promedio inferior a dos millones de pesos; el 85 por ciento no tiene ahorros; el 30 por ciento empezó teletrabajo, el 28 por ciento no tiene trabajo.
“Dentro de las enfermedades más comunes
que pueden llegar a desarrollar las personas jóvenes esta la depresión, la ansiedad, el estrés en general, pero es un caso especial y es que hay un estrés que, esperado, que es natural y nos ayuda a funcionar mejor y un estrés patológico, que tienen a tener una afectación en la vida diaria de la persona. También se pueden ver trastornos de tipo alimenticio, que genera problemas con la atención y la memoria que llevan a discapacidad o disfunción en las actividades que lleva a cabo la persona en su diario vivir, todas estas mencionada van a afectar indirecta o directamente la vida de los jóvenes”, ha añadido.
Ha agregado que “a nivel de salud pública espero que a las EPS apoyen a las personas con un psicólogo, sin embargo, sabemos que las citas psicología y psiquiatría es muy mala, las personas se quejan constantemente de que las citas las logran cada mes, dos o tres meses, o les dicen que se comuniquen de nuevo para ver si hay agenda y no logran establecer sus citas, eso hace que las personas no puedan tener el servicio o tengan que recurrir a servicios particulares, que no son viables para todos y esto desemboca en una crisis de salud pública mental, que ya se está viendo, debido a que con la pandemia se incrementaron estos problemas”.
Y ha explicado que “
quisiera que existiera una estrategia pública para combatir las discapacidades que puede generar las enfermedades de salud mental. Hay técnicas o estrategias que se pueden usar en la salud mental como la exposición a ambientes sanos, promover en general todo lo que implique bienestar subjetivo, a nivel cognitivo estamos un taller de fitness cerebral que se hace a partir de ejercicios cognitivo y emocional, teniendo en cuenta que tienen una amplia relación”.