Edición Médica

Los emberá no tienen una palabra específica para nombrar el suicidio o la psicología.

Redacción. Bogotá
Médicos Sin Fronteras ha hecho un llamado a las entidades encargadas para que se fortalezca los servicios de Salud mental en estructuras de Salud, con un enfoque cultural. Esto debido a que, en medio del conflicto armado en Chocó, no se han obtenido respuestas para el abordaje en la atención, así como limitaciones para la Salud mental.
 
El organismo ha enfatizado que para poder acceder al hospital más cercano es difícil, y esta situación se está multiplicando. Y es que, el Hospital San Francisco de Asís ha sido el único de segundo nivel del departamento, donde también han renunciado más de 20 especialistas en el último mes por falta de pago.
 
Esta situación no puede seguirse agravando, ya que Médicos Sin Fronteras ha alertado que al hospital ya mencionada es a donde se refieren los casos más complejos, pese a que solo hay disponibles dos psicólogos con servicio constante.
 
Las afectaciones a la salud mental, sin embargo, son múltiples y se deben principalmente a la persistencia del conflicto armado en el territorio, según ha resaltado el organismo, que ha citado lo notificado en 2022 por parte de la Defensoría del Pueblo; referente a las disputas entre grupos armados y los riesgos para la población civil asociados al uso de minas antipersonal, reclutamiento de niños, niñas y adolescentes. Y muy especialmente, restricciones a la movilidad de comunidades afrodescendientes e indígenas.
 
De igual forma, la Defensoría ha emitido un mensaje de urgencia en abril pasado por 22 suicidios consumados y 50 intentos en la comunidad emberá del Chocó durante 2023. Nuestra organización ha documentado 10 intentos de suicidio y 4 consumados en Alto Baudó entre octubre de 2022 y febrero de 2023. 
 
Por otro lado, la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), ha evidenciado que durante el 2022 hubo unas 23.904 personas confinadas en el Alto Baudó debido a la confrontación entre grupos armados, y ahora en 2023 el conflicto no ha cesado.
 
A todas estas dificultades, Médicos Sin Fronteras ha señalado que se suma el choque cultural de la medicina occidental con las tradiciones de los pueblos indígenas y afro, a quienes la violencia ha afectado de manera desproporcionada. Los emberá, por ejemplo, no tienen una palabra específica para nombrar el suicidio o la psicología.
 
Sobre el proyecto de Médicos Sin Fronteras en Chocó
 
Desde marzo del 2022, el organismo ha desarrollado un proyecto descentralizado de Salud en el Alto Baudó en el que capacitan a agentes y promotores de Salud pertenecientes a las comunidades, entre otros, en la detección de signos y síntomas en salud mental y a brindar primeros auxilios psicológicos. 
 
Además, la entidad ha dado cuenta que, el 90 por ciento de los intentos de suicidio que documentamos fueron cometidos por mujeres. También el 90 por ciento son indígenas. Esto a sabiendas de que el subregistro es elevado: ni la comunidad y ni la Secretaría Departamental de Salud tienen claro el proceso para notificar ni registrar los suicidios ante el Instituto de Medicina Legal. 
 
Por su parte, Laura Garzón, gestora de salud mental en Chocó ha identificado en la comunidad “reacciones de estrés agudo y crónico, tristeza y desesperanza frente al futuro, reacciones de miedo y terror que persisten por la permanencia de los grupos armados en la zona. Todo esto ha derivado en reacciones psicosomáticas como dolores de cabeza y enfermedades gástricas".
 
Finalmente, Médicos Sin Fronteras ha hecho un llamado a las entidades encargadas para que fortalezcan los servicios de salud mental en estructuras de Salud y que lo hagan desde un enfoque intercultural. Los esfuerzos realizados por el Estado desde una visión exclusivamente médica occidental no han logrado reducir las tasas de suicidio entre la población indígena, por lo que las atenciones salud mental y psicosocial deben estar enmarcadas desde la soberanía de los pueblos étnicos.
 

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